La alianza con la estadounidense Amtrak no ha sido suficiente para las españolas
Tras el fallido intento de hace unos meses por dar el salto a la alta velocidad de Reino Unido, Renfe suma otro tropiezo en su andadura internacional. La Autoridad de Alta Velocidad de California (CHSRA, de sus siglas en inglés) ha seleccionado al consorcio que lidera la alemana Deutsche Bahn como la mejor oferta para la primera fase del concurso de explotación de la línea de alta velocidad que unirá Los Ángeles y San Francisco. La presencia del gigante ferroviario estadounidense Amtrak en el consorcio que lidera el operador español y del que también forman parte Adif y Globalvia, no ha sido suficiente.
Ahora se abre un periodo de apelaciones a la decisión de las autoridades californianas, que salvo que alguna de las que presumiblemente se presentarán prospere, hará firme su decisión el próximo 19 de octubre. El consorcio liderado por Deutsche Bahn se ha impuesto con la mejor calificación justo por delante de la oferta del grupo de Renfe, segundo, y de las encabezadas por las italianas Ferrovie dello Stato y Trenitalia y por las chinas China Railway International y Beijing Railway Administration.
El contrato de la primera fase que salvo sorpresa ganará el consorcio de Deutsche Bahn tiene un presupuesto de apenas 30 millones de dólares (unos 25 millones de euros). Consiste en los trabajos de diseño, desarrollo y definición de los aspectos técnicos y comerciales de alta velocidad durante un periodo de seis años, según los pliegos elaborados por la Autoridad de Alta Velocidad de California. No se trata, sin embargo, de una adjudicación menor, puesto que resulta esencial para poder hacerse con la fase más importante, la segunda, en la que el operador preparará y desarrollará la explotación del corredor mediante un acuerdo de franquicia. La elección en esta primera fase de Deutsche Bahn hacen muy difícil, por tanto, que Renfe, Adif y Globalvia puedan ganar el contrato de operación del tren de alta velocidad entre Los Ángeles y San Francisco.
La obra de la red de alta velocidad está todavía en marcha y su objetivo es unir Los Ángeles y San Francisco en menos de tres horas en 2029, a través de un corredor de 1.300 kilómetros de longitud. La fase de construcción sí cuenta con la participación de empresas españolas como ACS y Ferrovial, que ejecutan sendos contratos con presupuestos respectivos de alrededor de 1.000 y 400 millones de euros.
Amtrak, insuficiente
La incorporación de Amtrak al consorcio, conocida a principios de septiembre, había alimentado el optimismo entre las empresas españolas. No en vano, con la firma estadounidense, que está controlada por el Gobierno americano, el consorcio podía presumir de contar con un operador que actúa sobre los 35.000 kilómetros de la red nacional del país y con una presencia fundamental en la Costa Este. Además, su condición de estadounidense cobraba especial relevancia con Donald Trump, que ha hecho del proteccionismo su bandera.
Renfe y Adif trataban con este proyecto de replicar el éxito que obtuvieron en Arabia Saudí, donde en 2018 comenzarán a explotar la línea de alta velocidad entre Medina y La Meca. Adif habría añadido Estados Unidos a su actividad internacional en México, Chile, Colombia y Arabia. Globalvia, por su parte, entró el año pasado en el mercado estadounidense con la compra de la autopista Pocahontas, en Virginia, y el contrato de California habría supuesto su primer proyecto de alta velocidad en el mundo.
JAVIER MESONES / ÁFRICA SEMPRÚN